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La ciudad de Coatepec está ubicada en la vertiente oriental del Cofre de Perote, a 8 km. de la ciudad de Xalapa, capital del estado de Veracruz. Está enclavada en un entorno geográfico excepcional, lo que ha propiciado el desarrollo de este importante asentamiento humano.
Al pié del Cerro de las culebras, cuya voz en náhuatl es Coatepec, entre el bosque mesófilo de la montaña o bosque de niebla, en el año de 1702 se asentó formalmente como San Jerónimo Coatepec, siguiendo la tradición de denominar a las poblaciones de la Nueva España con el nombre de su santo patrón y conservándose sincréticamente su antigua denominación, lo cual de por sí le confería un status de existencia previa a la dominación española.
Esta ciudad fue paulatinamente edificada siguiendo los patrones urbanísticos de la época; se comenzó en terrenos que pertenecieron a la hacienda de La Orduña. En primer término se erigió la parroquia, en la parte más elevada y entre los ríos de San Andrés y de los Pintores. Posteriormente se trazaron las principales calles y poco a poco se fueron consolidando los barrios, casas habitación, edificios públicos, templos y capillas que conforman actualmente esta histórica ciudad. Entre algunas de las construcciones más significativas podemos mencionar la parroquia menor de Guadalupe, el Templo del Sagrado Corazón de Jesús, el Templo del Calvario, y el de la Luz. Todos ellos con un estilo propio, permeados por las corrientes barrocas, neoclásicas y eclécticas de cada una de las épocas en que fueron erigidos.
Hasta la fecha, por esta región llegan afluentes de importantes ríos y escurrimientos del Cofre de Perote: cascadas y manantiales descienden vertiginosamente por sus cuencas y embalses naturales hacia los llanos y parcelas de tierras fértiles que desde tiempos remotos debieron favorecer la producción de alimentos de los grupos humanos que habitaron esta región. Trabajo del hombre realizado por siglos. Debido a sus propias condicionantes bioclimáticas y aunadas a una explotación sistemática de sus recursos naturales y humanos, para mediados del siglo XVIII Coatepec era ya un importante productor de caña de azúcar, tabaco, cítricos y posteriormente de café, lo que le ha dado fama a nivel mundial.
Por otra parte, por su potencial económico, por su importancia política regional y su consolidación como enclave concentrador y distribuidor de la riqueza, así como por la participación de sus habitantes en los diversos conflictos derivados de las invasiones extranjeras, Coatepec alcanzó los títulos de Cabecera de Cantón en 1845, de Villa en 1848 y fue elevada a la categoría de Ciudad desde 1886. Y algo digno de mencionar es que 110 años después, en 1995 gracias a la labor de conservación de su arquitectura, fue declarada por el H. Ayuntamiento como una zona de Monumentos Históricos.Una gran mayoría de los inmuebles que aún se conservan en Coatepec y que son dignos de admiración de propios y extraños, no obstante las aberrantes mutilaciones y construcciones hechas por una mal entendida idea de lo que significa el progreso, la ciudad ostenta singulares características arquitectónicas. Las casas de Coatepec forman un inmenso huerto, un enorme invernadero al que asoman sus hermosas techumbres cubiertas de teja con la pátina del tiempo, amplios espacios de sobrios corredores con pretil que separan, pero al mismo tiempo logran integrarse con el jardín principal y el posterior. Los recovecos, las paredes de cal y canto, la policromía visible, entre sus columnas y arcos de medio punto, colgando de vigas labradas y los aleros de teja de las casas, en sus ventanas y balcones de fierro forjado y emplomado, en el pórtico y su pretil, antesala obligada para el visitante y para el anfitrión, se albergan las más diversas variedades de plantas y flores exóticas.
Estas casas de Coatepec aún siguen reflejando el modo de vida, la concepción y los gustos estéticos de los lugareños de hoy. Infinidad de casas conservan, íntegra, su distribución interna y también el uso de sus espacios. La casa tradicional de Coatepec tiene un frente promedio de 20 metros, se accede a ella por un gran portón de madera flanqueado por tres o más ventanas balcón, protegidas por hermosas forjas de hierro, emplomadas; en estas se alcanzan a apreciar las iniciales de sus antiguos moradores por encima de los enmarcamientos de las ventanas y el portón. A lo largo de toda la fachada corren frisos decorados con motivos florales enlazados, volutas, pomas y dentículas, leones con las garras desplegadas y en postura rampante, caballos alados y demás figuras zoomorfas, enmarcadas entre los frisos y cornisamentos apoyados en pilastras estriadas, caladas, con alto relieves y coronadas con capiteles jónicos o corintios. También debido a las condiciones climatológicas y por la costumbre de mantener la casa como un espacio privado e íntimo, las ventanas tienen vidrios biselados, esmerilados y grabados con motivos florales. Esa decoración se acentuaba antaño con cortinillas caladas bordadas a mano, llamadas «visillos», así cada ventana tiene su respectivo postigo o contraventana, aislándose del ruido de los carruajes y el rítmico trote de los caballos sobre las calzadas calles de piedra, del rumor de los vendedores, del frío del cercano bosque neblinoso, de la luz rasante o el picante rayo del sol directo.
El sistema constructivo más característico de la antigua Coatepec se realizó a base de muros longitudinales, amarrados con los muros transversales, unidos con cal y arena, cerramientos de piedra, esquinas monolíticas a media altura en espina de pez, arquitrabes, pilastras y columnas adosadas. Materiales y procedimientos técnicos utilizados para soportar una gran estructura de madera de una y dos aguas que, colocada a una altura permisible, aísla las habitaciones, tanto del calor como de la intensa humedad generada por la evaporación.Las techumbres, realizadas con vigas y tablones, recubiertas con teja fabricada en la antigua estación de Chavarrillo, se popularizaron en las construcciones de la región, aunque posteriormente, debido a la intensificación en el uso de losas planas de concreto se empezó a dejar de construir- con las técnicas tradicionales. Finalmente, a la población le ha quedado claro que el uso de la teja es y ha sido siempre el material ideal para contener las altas precipitaciones pluviales y el más apto y estético para ayudar a soportar las temporadas de invierno, la humedad y el sofocante calor del verano.
En el siglo pasado, en medio de una economía que aparentemente estaba en auge, se construyeron importantes edificios públicos, de primera importancia dentro de la configuración de una ciudad moderna de finales del siglo XIX. Contaba desde entonces con una espléndida escuela cantonal, que desde esa época se llama Benito Juárez, en la que se comenzaron a aplicar los métodos pedagógicos más avanzados de la época. La población contaba también con un hospital civil, un panteón municipal y el Palacio Cantonal que por cierto quedó inconcluso.En aquellos años se trazaron y calzaron nuevas calles, se edificaron algunos puentes de piedra, se instalaron tomas de agua, se introdujo el alumbrado público. Ya para entonces, Coatepec presumía de tener con una línea telefónica.
A un costado de la Escuela Cantonal, frente al parque Hidalgo se localiza el Palacio Municipal, que de acuerdo con los testimonios escritos y gráficos existentes, quedó inconcluso a fines del siglo XIX. Este inmueble, realizado con las técnicas propias de la región y con elementos formales y decorativos similares a otros inmuebles, como los de la fachada de la capilla del Sagrado Corazón de Jesús, de las escuelas cantonales y la secundaria Joaquín Ramírez y Cabañas, fue felizmente concluido después de casi un siglo, bajo la idea original de un proyecto realizado por el I.N.A.H. y la U.A.M,. Xochimilco.La ciudad de Coatepec se distingue por el cuidado y la belleza de su parque principal, jardines privados y paseos hacia las antiguas haciendas. El parque Hidalgo, a diferencia de otros espacios públicos del país, ha conservado y renovado, tanto su vegetación original, como el trazo de sus entrecalles y el crecimiento armónico, respetando sus remates visuales y sus monumentos conmemorativos. Desde este sitio, la increíble variedad de aromas y claroscuros que asoman por las ventanas y portones, invitan a curiosear y darle gusto a los sentidos: paladear una taza del regional café, o un licor de nanche o de morita, saborear una masafina o un pan de requesón hecho todavía en horno de leña. Resulta muy agradable caminar por las diversas salidas hacia las haciendas y ranchos como El Trianón, El Grande, Zimpizahua, La Orduña y Zoncuantla, en las goteras de la población actual.Desde el Cerro de Las Culebras, orgulloso emblema de la población se pueden apreciar, tanto el trazo de la ciudad, como los perfiles que se acentúan con las torres y cúpulas de sus templos. Desde ahí se aprecian las alturas de la serranía, el Pico de Orizaba y el inconfundible Cofre de Perote, el cerro de San Marcos y la ciudad de Xico