María Enriqueta Camarillo
Escritora
Unidad y armonia vibran y enlazan la vida y la obra de María Enriqueta, hasta hacer de su conducta el mejor de los poemas. El significado de su producción literaria, una de las más espontáneas y naturales, y que María Enriqueta nunca estudio la técnica de la expresión escrita, como sencillamente lo confiesa en un acto de auténtica modestia.
A los siete años llega a la ciudad de México y pronto el Conservatorio Nacional de Música la admite, con dispensa de su temprana edad, y el maestro Carlos J. Meneses, se encarga de su formación. El ambiente escolar del Conservatorio es el que motiva su primer cuento, como lo revela su titulo «El Maestro Floriani». Desde entonces no descansará su pluma.
Casada con el historiador Don Carlos Pereyra, con él marcha a participar en el servicio diplomático en los Paises Bajos. La Gran Guerra les obliga a refugiarse en España.
La incansable laboriosidad de María Enriqueta es extraordinaria. Más de veinte libros lo afirman. Los titulos de sus obras manifiestan el contenido o las peculiares concepciones de la autora, que escribe lo mismo en verso que en prosa, en las cuales corren sus impresiones en estilo diáfano, castizo y fluyente, sencillo, dulce, delicado, genuina y entrañablemente femenino.
Nada Perturba esa sencillez con la cual recibió aplausos y homenajes. Durante décadas fue considerada una de las mejores escritorias de hispanoamérica.
Su novela «El Secreto» fue escogida en París como representativa de las letras femeninas, en castellano. Y Coatepec, su tierra natal levanta en 1934 el monumento que proclama su gloria.
Fallecido su compañero de vida y labor, nuestro país la rescata poco después.
En las páginas de María Enriqueta pareceria que susurran las frondas, en que laten las montañas o en que florecen los valles, con esa fragancía en la cual tanto se identifican los atributos de lo femenino, condensados en el alma de la gran mujer que se transforma en gran escritora y a quien ahora rendimos el devoto homenaje que merece su vida y su reclama su obra.